En la familia Lefebvre todos los primeros matrimonios resultan ser un fracaso. Para evitar la maldición con su novio, Isabelle prepara una estrategia: encontrar un primer marido. El objetivo es Jean, redactor de una guía de viajes, al que va a seguir desde el Kilimanjaro hasta Moscú para casarse con él e ipso facto divorciarse.
Llévame a la luna sigue la estela de las comedias románticas francesas que nos han llegado en los últimos años y que han tenido una buena acogida en taquilla. Historias amables y no excesivamente azucaradas, que buscan arrancar la carcajada del espectador sin caer en la grosería. Títulos como Los seductores o La delicadeza serían los exponentes más claros.
Con la primera, Llévame a la luna comparte director, Pascal Chaumeil, y guionistas, Yoann Grombl y Laurent Zeitoun y una estructura y gags similares. Con La delicadeza –ésta más amarga en su inicio-, muestra el mismo patrón de pareja protagonista, a priori, antagónica: chica guapa y triunfadora se enamora de chico feo y perdedor, pero con gran corazón... Contraste
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