Un rápido análisis a las claves de la serie Prison Break.
Nadie duda de que ha sido un éxito arrollador. Los números la avalan: en espectadores, en países y en temporadas, aunque lógicamente, la calidad siga una curva descendente. Pero eso es inevitable, así que vayamos a la esencia del origen, a los ingredientes de la primera temporada.
1. La inversión del tópico
Invertir los tópicos, dar una vuelta de tuerca a los lugares comunes, siempre suele ser un acierto. El esquema clásico de fuga -o sea, de prison break en sentido genérico- diría algo así como: hombre inocente es encarcelado injustamente, llega a la prisión, aprende a sobrevivir en un entorno hostil, reúne unos cuantos amigos fieles, traza un plan de escape, las cosas se tuercen, están a punto de ser descubiertos, pero al final… lo consiguen. O bien: un delincuente que no tuvo elección a la hora de cometer su crimen, cae bajo las pesadas leyes de una justicia ciega y deshumanizada; es encarcelado, vive desesperado en un infierno diario… hasta que se le presenta la oportunidad de escapar. Así funciona la tradicional trama de fuga carcelaria.
Pero Scheuring la transformó, le dio la vuelta en la archiconocida serie televisiva “Prison Break“. Y bajo una nueva perspectiva escogió a un hombre inocente cuyo hermano -víctima de una conspiración- ha sido injustamente encarcelado: para ayudarle, comete un delito, es internado en la misma prisión; y se lleva consigo, tatuado en el cuerpo, un espectacular plan de fuga. Esta mera modificación introducida en la premisa dramática ya es una novedad digna de elogio. Es el primer ingrediente que ha hecho de Prison Break un gran éxito de crítica y público.
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