Pedro Seco Varón, miembro de la Junta Directiva de ATEA
Como todos sabemos, el martes 12 de Enero, un terremoto ha provocado decenas de miles de muertos en Haití. Los supervivientes se encuentran sumidos en la pena por la muerte de sus seres queridos, vecinos o compatriotas. Además, previsiblemente, sufrirán epidemias y enfermedades. Y, como los destrozos materiales son cuantiosos, ahora, les quedarán posiblemente décadas de reconstrucción; debido, también, al escaso desarrollo de su país.
No pretendemos comentar lo sucedido. En esta ocasión, queríamos hablar de cómo los medios de comunicación están informando de las víctimas. Ya, ha surgido el debate de si es necesario mostrar las imágenes más dantescas de la catástrofe. Por nuestra parte, pensamos que los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto. Y, que los heridos merecen un poco de intimidad, en un momento de tanto dolor. Por otra parte, los niños de casi todos los países del mundo tienen vetado –con mucho sentido común- el acceso a ciertas áreas hospitalarias, ya que no resulta conveniente para ellos el choque con tanta crudeza; muy probablemente, en algún telediario, hayan podido observar demasiada calamidad para su mentalidad infantil. Pensamos que los telespectadores sabremos respaldar con nuestra audiencia a los medios de comunicación que están lejos de lo morboso y de mostrar de forma inadecuada o gratuita el dolor de nuestros semejantes. Para los profesionales será una tarea difícil saber dónde se encuentra la frontera entre la información y otra cosa. Pero, confiamos en que la mayoría superará el reto.
Precisamente, el trabajo bien hecho de la mayoría de los comunicadores nos está prestando un maravilloso servicio público. Toda la sociedad ha conocido –casi de manera instantánea- la envergadura del desastre. Este es un ejemplo, nos parece, de una globalización bien entendida. Prácticamente, todas las naciones de la Tierra se han puesto a trabajar para ayudar a las víctimas. En parte, que millones de personas se muestren solidarias con los damnificados es gracias a los medios de comunicación. Nos parece oportuno animar a los profesionales de la información a que prosigan con su trabajo, con su servicio público. Gracias
Quizás, los donativos y todos los buenos sentimientos que millones de seres humanos están manifestando, estos días, sean una manera de hacer algo por tantas víctimas mortales y por los supervivientes. A ellos, nuestra solidaridad y cariño.
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