La serie surge (conceptualmente hablando) como fruto de un acuerdo de colaboración entre Tokyo Movie Shinsha y la cadena pública italiana RAI en 1981. La idea es tomar como inspiración relatos de Conan Doyle protagonizados por su famoso personaje, darles una vuelta de tuerca y ambientarlos en un mundo poblado por seres con cuerpo humano y cabeza de perro (en su mayoría). La tarea se le encarga al por entonces emergente Miyazaki, que se pone manos a la obra junto a su equipo de trabajo.
Tras los seis primeros episodios el proyecto se paraliza por divergencias en torno a los derechos de autor. Finalmente, en 1984, se decide continuar la serie con argumentos que nada tienen que ver con las tramas de Conan Doyle, realizándose 20 capítulos adicionales por un equipo en el que ya no figuraba Miyazaki.
La animación no es tan simplona como en otras producciones japonesas, destacando por la cuidada ambientación del Londres victoriano, en la que no faltan algunos fondos realmente detallistas, la estupenda banda sonora de Kentaro Haneda y sus entrañables personajes, que nos regalan mil y una aventuras, a cual más vibrante y divertida.
Fuentes: Ion Litio y Decine21.
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