El protagonista de la película es un tren: un tren fuera de control. Sin maquinista, sin frenos de aire, cargado de residuos tóxicos y combustible. 39 vagones, 800 metros de largo. A este protagonista que es el tren (el malo de la película) le hacen frente un par de secundarios que se llaman Denzel Washington y Chris Pine que intentan frenar la máquina. Los guionistas crean una tópica trama familiar para que empaticemos con ellos. Lo curioso es que, con tan pocos elementos, el director consigue lo que quería: mantener la atención en todo momento. TELEVIDEO familiar.
En esta ocasión, Tony Scott (Asalto al tren Pelham 123, Déjà vú) ha demostrado que con un argumento sencillo es capaz de meterse al espectador en el bolsillo. Scott utiliza como recurso a lo largo del film la cobertura de los medios de comunicación de la zona, y con esto consigue imprimir un ritmo 'imparable' en la cinta y le da frescura convirtiéndola en un producto visualmente atractivo. Por otro lado, cabe destacar también el montaje de la cinta. Scott ha trasladado esta vez en pantalla una historia basada en hechos reales contada de manera sencilla pero muy buena. TacOnline.
1 comentario :
supongo que al final el tren se pararía.
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