Norman Babcock es un chico que “ve -y habla- con los muertos”. Como el protagonista de El sexto sentido, este joven lleva una vida triste y solitaria ya que nadie cree que lo que cuenta sea cierto, él es simplemente un chico solitario, imaginativo y raro. Un día, su tío le informa de su misión en la vida, proteger al pueblo de una antigua maldición. Muy a su pesar asume su papel, pero las cosas no salen como estaban previstas. No es animación para niños. Es una película que admirarán y disfrutarán los mayores, sobre todo si les gusta el género de terror. Fila Siete. (3/5)
La factoría Laika, que sorprendió con la inquietante y original cinta “Los mundos de Coraline”, vuelve al ambiente tenebroso, pero en este caso, en clave muy cómica. También como aquella, esta es una producción de animación “stop-motion” 3D. Lo que podría sonar como la enésima película de zombis es en realidad una divertida historia sobre el perdón, el miedo, las falsas apariencias y la compasión. El amor y la comprensión son más fuertes que cualquier maldición y que cualquier brote de violencia. Aunque los más pequeños puedan asustarse con los zombis, lo cierto es que producen risa y pena por partes iguales... J. O. (Cope). (7/10)
Dirigen El alucinante mundo de Norman a cuatro manos Sam Fell y el debutante Chris Butler, que también firma el guión. No todo son maquetas artesanales –que destilan encanto– sino que se combinan con efectos especiales por ordenador. Aunque su ambientación tiene detalles un tanto oscuros, en esencia acaba siendo un film positivo, con moralejas para los más jóvenes. El alucinante mundo de Norman apuesta por la tolerancia y comprensión hacia las personas diferentes y estrafalarias. También denuncia las consecuencias negativas del miedo irracional hacia lo desconocido. DeCine21. (3/5)
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