Jordi Frades es un realizador con bastante recorrido en la ficción televisiva. De moda, Crims, La República o La señora forman parte del cartel, en el que ha salido airoso para el público, de re- creaciones históricas siempre en proyectos de Diagonal TV.
Después de Los Tudor, Los Borgia y otras producciones marcadas por la “sexed-up history” (sexuali- zación de la historia) como estrategia de márketing y supuesta populización, el mercado español quiere seguir aportando su grano de arena. Hispania e Imperium eran las Roma o Spartacus versión península. Toledo luchó por ser una traslación televisiva políticamente correcta de la Edad Media ibérica. Y ahora, Isabel hace de enlace renacentista al siglo de Oro, con toques de Ken Follet, que tan patéticamente recrea Águila roja.
No obstante, esta aventura de Frades y compañía muestra una voluntad más expresa de compromiso con la historia que casi todas las anteriormente citadas. El esfuerzo del guión por centrar la trama en lo cronológico y datado, así como la caracterización de uno cuantos personajes, no se puede negar. Sin embargo, es triste tener que usar el clásico refrán de “la cabra tira al monte”, ya que hay productores que piensan que no hay público sin desnudos, ni desnudos sin intrigas sexuales, no siempre confirmadas por la historia, ni siempre bien traídas según las exigencias de un riguroso trabajo de guión. Todo esto, además de hacer que Isabel parezca una copia barata de Los Tudor o una versión pitufa de la engañosa Juego de tronos, resta intensidad al esfuerzo hecho en la escenografía y ropajes... Revista Contraste 10/2012.
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