El cine de encefalograma plano tiene derecho a la vida y es muy legítimo. Hay mucha gente estupenda e inteligente que descansa y paga con gusto la entrada para poner las meninges en barbecho y ver a un grupo terrorista norcoreano asaltar la Casa Blanca, en una historia absolutamente inverosímil en la que si pones a los clicks de Famobil no lo harían peor que Morgan Freeman y compañía... En el cine de acción, cada vez va quedando más claro que los efectos digitales puestos en manos de cualquiera son un arma de aburrimiento masivo. Fila Siete. (1/5)
Acción a todo trapo es lo que ofrece Objetivo: La Casa Blanca. Si antes los malos fueron los alemanes, los rusos o los chinos ahora la amenaza llega desde una facción terrorista de Corea del Norte, dispuesta a borrar del mapa a los Estados Unidos. El director Antoine Fuqua es conocido por saber llevar con enorme ritmo y contundencia las escenas de acción. Aquí ofrece una muestra más de su buen oficio aportando bastante realismo a la acción, con planos poderosos y un montaje muy vibrante. Desde luego, la película se disfruta a tutiplén. Otra cosa, claro, es la verosimilitud de la trama. DeCine21. (3/6)
En esta trepidante película de palomitas, Antoine Fuqua da exclusivamente lo que se espera de él. Es decir, secuencias de acción a raudales —más aparatosas que espectaculares—, mucha violencia —a veces, demasiada— y una mínima trama de intriga para articular en ella los básicos conflictos dramáticos y morales de los personajes. Nada de originalidad por ningún lado, y demasiadas situaciones inverosímiles; pero todo desarrollado sin rupturas de ritmo y encarnado convincentemente por el notable reparto, al frente del cual destaca el escocés Gerard Butler, con un divertido toque irónico a lo Bruce Willis. J. J. M. (Cope). (6,5/10)
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