En Mi primera boda, Adrián Meier, un tipo inseguro y patoso, está a punto de contraer matrimonio con Leonora, la mujer de su vida, en una lujosa mansión. Pero Meier pierde las valiosas alianzas que pertenecieron a la abuela de la novia, lo que desencadena una serie de caóticos acontecimientos que están a punto de dar al traste con la ceremonia. Enseguida queda claro que Mi primera boda no tiene grandes ambiciones. Ni siquiera quiere resultar muy creíble... Al menos, se agradece que haya tomado como modelo el cine clásico, en lugar de apuntarse a la corriente del humor soez del cine actual. DeCine21. (4/10)
Hay pocos argumentos tan recurrentes para una comedia como las bodas y, en ese sentido, no hay que pedirle excesiva originalidad a esta cinta argentina, bastante básica en su planteamiento pero eficaz como divertimento. Una comedia que, entre chiste y chiste, aprovecha para meterle una estocada a una celebración que empieza como broche de oro de un cuento de hadas y puede acabar como un thriller de terror para la pareja, familia e invitados. O, en el mejor de los casos, en un megaevento social con empresa subcontratada en el que pinta más la coordinadora del festejo que la pareja de novios. Fila Siete (2,5/5)
Desde el primer momento, la convencional pero ágil puesta en escena se pone al servicio de un amplio elenco de magníficos actores, que encarnan muy bien a sus personajes, representativos de los principales arquetipos de la sociedad argentina. El guion les impone un tono disparatado e histriónico, a veces un tanto reiterativo y excesivo, pero eficaz en sus constantes golpes de humor, marcados por una ironía inteligente, llena de críticas sociales, que sólo resultan desagradables en unas cuantas groserías sexuales y concesiones a la ideología de género. En todo caso, el conjunto es más elegante y sutil que otras comedias similares estadounidenses o españolas... J. J. M. (Cope). (6/10)
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