Gru es uno de los mayores supervillanos del mundo, pero ha decidido dejar atrás su carrera de maldad para convertirse en el papá perfecto. Mientras lo intenta, es reclutado por una organización anticriminal y supersecreta. De pronto, pasa a estar del lado de los buenos y a echarles una mano para salvar el mundo. Pero ahora el exmalvado se enfrenta a otros problemas más cotidianos: mantener a tres niñas e invitar a una mujer a cenar, lo que le saca totalmente de sus casillas.
Era de esperar que con una recaudación de más de 540 millones de dólares en su primera parte, Universal Pictures e Illumination Entertainment se lanzaran a producir una segunda aventura del villano más entrañable de sus estudios.
La dirección del film vuelve a estar en manos de Pierre Coffin y Chris Renaud, y también repiten como guionistas Cinco Paul y Ken Daurio, por lo que se podía esperar una continuidad lógica tanto en la calidad como en la trama de la película. Sin embargo, el gran perdedor de esta segunda entrega es el guión, que se vuelve un poco predecible a pesar de introducir algún giro inesperado. El humor gana terreno en esta secuela, en detrimento de la fuerza y el gancho de la historia de su predecesora... Contraste
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