Un Holmes que utiliza con soltura las nuevas tecnologías, pero manteniendo la esencia del mito.
El camino que Guy Ritchie inició modernizando al detective creado por Conan Doyle, en su película Sherlock Holmes estrenada en Estados Unidos el 25 de diciembre de 2009, llega a su fin con esta nueva serie de la BBC que ha conseguido unos resultados de audiencia espectaculares.
Estamos en el siglo XXI y Holmes utiliza con soltura las nuevas tecnologías mientras Watson intenta borrar sus recuerdos de la guerra de Afganistán. Entre medias está el post 11-S, los servicios de espionaje, el tráfico insufrible de Londres... Pero todo ello salvando la esencia del mito: un fino sentido del humor, el ingenio deductivo y sus intachables discusiones.
Se presenta como una miniserie de tres capítulos de 90 minutos cada uno, concebidos para ser vistos aisladamente sin especiales dificultades. Aunque hay tramas que se dejan abiertas y evolucionan capítulo a capítulo.
La personalidad de la serie debe mucho al acierto milimétrico del guión, que sabe equilibrar acción y deducción a partes iguales. Resulta muy atractivo el diseño visual que utiliza con frecuencia los sobreimpresionados de manera creativa y pinta un Londres moderno pero sin perder su decimonónica elegancia (muy presente en la música y el vestuario). Fila Siete (Leer íntegro).
1 comentario :
he visto algún episodio. Coincido con esta crítica. Sin embargo, la serie cede ante modas...por ej, se muestra una ambigüedad en aspectos de la vida privada de Sherlock, que en la novela original ni se insinuarían. También, el Sherlock de esta versión es mucho más brusco y menos delicado a la hora de -por ej- ridiculizar a dos policías cuando descubre que son adúlteros...Son detalles que chocan respecto al personaje clásico al que estamos acostumbrados.
Publicar un comentario