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Una serie de factores psicosociales que se proyectan en horario, comunicación mediante las TIC, cambios culturales,…. han dificultado o destruido la cooperación entre las tres entidades protagonistas: televisión, jóvenes y padres.
Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) ha adelantado algunos resultados de dicho estudio cualitativo aún en marcha, en el marco de las jornadas ’Series de Televisión y estilo de vida juveniles’, organizadas por la FAD, el Ayuntamiento de Madrid y la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA). El alcalde de Madrid, Alberto-Ruiz Gallardón, el presidente de EGEDA, Enrique Cerezo, y el director general de la FAD, Ignacio Calderón han sido los encargados de inaugurar las jornadas.
Uno de los resultados anunciado revela que los expertos consideran que la televisión no está para educar y que no influye más en los adolescentes que lo pueden hacer internet, los amigos o la publicidad.
A su vez, el análisis indica que los hijos controlan cuándo y cómo se ve la televisión en familia, y es sólo cuando ceden los adultos y los contenidos que se ven todos juntos giran en torno al humor.
El estudio revela, a su vez, que en muchas ocasiones ver televisión en familia supone ceder ante ciertos contenidos no del todo adecuados para los adolescentes. Y entre los padres se instala el discurso de que las series inculcan valores, pero negativos. Piensan y opinan que sólo plantear la televisión como entretenimiento “no vale”.
Revela, además, el trabajo que los adultos consideran la televisión como caldo de cultivo y modelo comportamiento, y “presuponen que, de seguro, algo hará mal como para estropear a mis hijos”.
El análisis apunta a que existe un cambio evidente en el momento en que los hijos entran en la adolescencia: dejan de ver las series de Disney y se pasan a otras del estilo de ‘Física o Química’ que dejan bastante que desear como formadoras para los jóvenes.
Desde el punto de vista de los adolescentes se considera que las series juveniles son como los “culebrones” de los adultos y que las temáticas son reconocibles y cercanas, pero llevadas al “extremo”. “Nuestros padres piensan que son poco realistas, pero se preocupan más porque creen que no sabemos cómo son las cosas pero ya nos las sabemos todas”, apuntan algunas expresiones del informe.
Por otro lado, el alcalde de Madrid ha propuesto, en estas sesiones, una autorregulación entre el sector audiovisual, el entorno familiar y los poderes públicos para colaborar en la educación de los jóvenes y así poder evitar conductas tan perniciosas como el consumo de drogas.
Gallardón ha planteado a quién corresponde, y en qué medida, la responsabilidad de educar a los hijos para que no caigan en el consumo de estupefacientes, ¿el poder público (la escuela, los medios de comunicación audiovisuales,…) o las familias?
Y finaliza la exposición opinando que el mayor riesgo contra la droga es la falsa identificación de presentar como algo progresista la tolerancia frente al consumo y algo retrógrado la oposición al consumo.
Sevilla, 18-9-2011
Manuel Alvarez Romero
Médico. Vocal de la Junta Directiva de ATEA
1 comentario :
La destrucción de familias es una plaga de nuestros días. Se producen más rupturas incluso que nuevos matrimonios. Un fenómeno tan complejo seguramente debe obedecer a múltiples causas. Quizás, sea interesante estudiar hasta qué punto la influencia de la tv alimenta este proceso. Este artículo me ha servido para volver a pensar en este tema, gracias.
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