Las historias de amor, de dolor y de intrigas familiares siempre han formado parte del entretenimiento popular, de personas dispuestas a vivir como propias aquellas experiencias que son escenificadas en la tarima de un teatro, en la plaza de un pueblo o ciudad, en la radio y en la televisión. Historias que tenían y tienen como objetivo transmitir y reflejar las diferentes relaciones cotidianas a través del uso de metáforas y símiles que eran y son aprehendidos por el público. Imaginarios que proyectan conductas y patrones de comportamiento que se pueden observar en las sociedades.
La escenificación de la representación social a través de canales de comunicación, como la televisión, constituye uno de los factores más relevantes para poder transmitir valores, imaginarios y configurar identidades. No hay que olvidar que la televisión, además de ser un medio de comunicación de masas, cuenta con la inmediatez de las imágenes y con el poder que éstas ejercen sobre los espectadores; poder que se traduce en modelos de vida y en pensamientos e ideologías que muchas veces proyectan una visión homogenizadora de la realidad social, y en otras ocasiones constituyen un retrato de ésta. Es decir, la televisión es ese espacio donde se pueden visualizar las formas con las que las personas nos interrelacionamos (conductas, educación, modelos a seguir, etc.) tanto desde una perspectiva sociocultural como histórica.
En nuestras pantallas hay una amplia oferta televisiva de series que con argumentos históricos (Amar en tiempos revueltos, El secreto de Puente Viejo, Bandolera) y con argumentos contemporáneos (Los misterios de Laura, Ángel o Demonio, Hospital Central, Doctor Mateo, Gran Reserva, Soy tu dueña) nos cuentan cómo fue y cómo es nuestra sociedad. Tienen como elemento común su desarrollo en el ámbito cotidiano, ya que lo que reflejan son las relaciones sociales y familiares y las transformaciones de éstas a lo largo del tiempo. Un ejemplo de esto sería las series que se desarrollan en el momento actual pero que tienen una trama familiar (Gran Reserva, Soy tu dueña) con respecto a las series históricas (Amar en tiempos revueltos, El Secreto de Puente Viejo y Bandolera) donde la familia es el núcleo central. También hay series cargadas con una estereotipación sobre las mujeres y sobre los hombres (Soy tu dueña). En cada una de éstas, en mayor o en menor medida, los personajes femeninos son más complejos en comparación con el imaginario que sobre las mujeres existe en los programas de entretenimiento y crónica rosa. Seguir leyendo en TacOnline.net
No hay comentarios :
Publicar un comentario