La ingeniería social se complica. Si ya era difícil quedar bien con todo el mundo en la vida analógica, el protocolo digital multiplica las reglas de una cortesía desbordada que, al menos, yo no había sentido la necesidad de poner en práctica hasta ahora.
Antes controlaba. Sabía perfectamente cuándo había sido borde, a quién había puesto mala cara o con quién no me había portado del todo bien. Unas veces estaba dispuesta a corregirme y otras no. Pero controlaba. Ahora cada día me entero de que he metido la pata involuntariamente con quien no lo merecía o he sido escandalosa y digitalmente descortés con gente que me aprecia, virtualmente hablando. Léase, no he puesto un like cuando debía, no he dado las gracias por un retuit, tampoco por un #FF o no he devuelto a tiempo el follow a alguno de mis seguidores en Twitter, que tampoco son demasiados, probablemente por mi comportamiento asilvestrado.
Invadida por la culpa me voy a consultar, en caso de que exista, algún manual de urbanidad sobre el asunto. Y encuentro verdaderos tratados de protocolo en varios idiomas, Cinco maneras de decir gracias en Twitter (en inglés), Siete maneras de agradecer a alguien por un retweet (en inglés), 30 modos de decir gracias por un retweet (en inglés), Protocolo en redes sociales: Facebook, Twitter, Linkedin (en español). Evidentemente, el asunto ya está bastante regulado, aunque algunas de estas redes sociales, como Twitter y Facebook, no cuentan 10 años de vida y aún tendríamos que estar todos aprendiendo en ellas en vez de dictar normas de comportamiento como si fuéramos expertos. Seguir leyendo...
Fuente: elpais.com
Fuente: elpais.com
No hay comentarios :
Publicar un comentario