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Invasiones alienígenas, epidemias globales, multiplicación de los zombies... Estos tres argumentos han sido en la primera década del siglo XXI una metáfora constante de la preocupación vital que sufre la sociedad del bienestar tras el 11-S.
Si en 1968, George A. Romero utilizaba La noche de los muertos vivientes como parábola crítica sobre la situación de Estados Unidos con motivo de la Guerra de Vietnam, el caso Watergate, etc., el cine de terror actual tiene en el terrorismo islámico una constante fuente de inspiración.
Lo asombroso es que una serie sobre zombies en 2010, es decir, después de 10 años de bombardeo apocalíptico, tenga una audiencia tan mayoritaria. The Walking Dead es la serie de mayor éxito de la AMC con más de 5 millones de espectadores en Estados Unidos, y en España es la más vista en la historia de la Sexta con más de 3 millones.
El secreto, una vez más, es que el producto tiene un estilo propio marcado por su creador, Frank Darabont (Cadena perpetua, La milla verde, La niebla). Este director, nacido en Francia en 1959, es uno de los grandes narradores del cine de terror de corte sobrenatural, un declarado fan de las películas de George A. Romero y también de otras películas recientes de zombies tan diferentes como 28 días después, de Danny Boyle, El amanecer de los muertos, de Zack Snyder, o Zombies party, de Edgar Wright. Sin embargo, Darabont tanto en La niebla como en The Walking Dead se distancia de estos autores en un punto esencial: los personajes y el uso del terror gótico. Seguir leyendo...
Fuente: Fila Siete.
1 comentario :
algún día si no tenemos cuidado con la manipulación genética, cualquiera sabe los monstruitos que pueden estar por ahí, y por supuesto para comernos o hacernos daño, eso seguro.
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