Con un buen mordisco de la audiencia americana en el bolsillo, «Downtown Abbey» ha regresado a las pantallas de Estados Unidos a reclamar la herencia dejada por una exitosa primera temporada. El pasado domingo, la cadena pública PBS retransmitió el primer episodio de la segunda temporada de esta aclamada serie de época, que en la pasada edición de los Emmy ganó cinco premios, entre ellos el de mejor miniserie. Que más de cuatro millones de americanos vieran el capítulo fue una sorpresa para muchos, entre ellos los directivos de PBS, testigos de cómo su récord de audiencia en «prime time» había sido doblado.
Lo cierto es que esta cadena pública de pequeño tamaño e infuencia apostó fuerte desde el principio por «Downtown Abbey». PBS creyó ver en ella el tipo de contenido que le permitiría competir con las todopoderosas cadenas por cable como Showtime o HBO, creadora de «Sexo en Nueva York» o la más reciente «Juego de tronos», dueñas y señoras de la televisión de entretenimiento en EE.UU.
PBS ha hecho un gran esfuerzo para garantizar que «Downtown Abbey» tuviera una acogida similar a la que tuvo en su país de origen. El primer gran paso fue ubicar la serie bajo la cabecera «Masterpiece», una franquicia en la que cada episodio viene precedido por una presentación interpretada por célebres actores. En el caso de «Downtown Abbey» es Laura Linney, actriz de «Mystic River» o «Love Actually», la encargada de ofrecer la breve introducción histórica que ayudará al televidente a poner en contexto lo que verá en la siguiente hora y media de programa. Seguir leyendo...
1 comentario :
Según mi opinión, el éxito de la serie consiste en que es distinta a otros productos similares. Y, por supuesto, porque está bien rodada pero no solo por eso.
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