Cada vez los padres son más conscientes de que tienen que proteger a sus hijos cuando navegan por internet, pero no tienen claro el cómo. Cuando hablamos de navegar en familia no siempre significa estar a su lado físicamente. Los padres pueden estar leyendo o haciendo alguna tarea doméstica e interesándose por lo que dicen los hijos. Se puede participar indirectamente de su navegación, mientras se les aconseja y guía. Un control excesivo puede ser contraproducente y la sensación de libertad no debe verse comprometida, aunque de forma discreta los padres tienen la obligación de hacer un seguimiento de la actividad del hijo en internet. En este sentido las herramientas de control parental son básicas. En función de la edad, la situación personal o las características de los hijos elegiremos una herramienta u otra. Existen dos tipos:
1. Herramientas de monitorización: llevan a cabo un registro de las páginas visitadas, tiempo de permanencia en ellas y actividad realizada, pero o necesariamente prohíben el acceso a páginas web de contenido inapropiado. Navegación libre, pero controlada y en ocasiones asistida. Aquí entra en juego el método a la hora de educar en una navegación responsable. Dos herramientas para ello pueden ser ProtegiTs y Sass Report.
2. Filtros de contenidos: permiten bloquear el acceso a páginas web de contenido inapropiado, o a ciertos servicios de internet como chats, redes sociales... También limitan el tiempo de conexión o impiden que se compartan datos personales. Algunos buenos ejemplos son Profil Parental Filter o K9. Además de los programas específicos de control parental hay opciones de configuración en los principales navegadores, buscadores y programas antivirus.
Es una buena práctica utilizar perfiles de usuario diferenciados y que la conexión sea a través de cuentas personales independientes para cada miembro de la familia.
Fuente: Contraste 12/2012
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