La primera entrega de las aventuras de Sherlock Holmes realizada por Guy Ritchie fue esperada con curiosidad e interés. ¿Qué podía aportar este director a un personaje que lleva cientos de películas desde que existe el cine? La apuesta era arriesgada, el éxito fenomenal, y la secuela se esperaba con ilusión. En Juego de sombras se ha producido el efecto contrario. Tal vez Ritchie creyó que la partida estaba ganada desde el principio, tal vez el nuevo equipo de guionistas ha tomado un camino equivocado, tal vez las condiciones del rodaje -se han dicho cosas horrorosas- o de montaje -se han dicho cosas peores-... Entre todos la mataron y ella sola se murió. Fila Siete.
El inglés Guy Ritchie se ha descuidado demasiado en esta segunda incursión en el universo de Holmes. Por fuera, la película es un espectáculo trepidante, lleno de espectaculares secuencias de acción, generosas recreaciones de época y apabullantes efectos digitales, que no dan tregua al espectador de principio a fin. Y todos los actores se apuntan a esa montaña rusa con suficiente convicción. Sin embargo, el guión sume a la película en una confusión narrativa tremenda. De todas formas, si uno obvia este fallo grave, la película resulta entretenida y divertida, pues tiene unos cuantos golpes de humor eficaces. JJM (Cope)
Guy Ritchie retoma las andanzas del archicélebre detective reconvirtiéndolas en un gran espectáculo visual modernillo de aventuras, con un amplio lienzo que le hace visitar varios países europeos. Una película entretenida, pero irregular, que requiere cierta complicidad. El ritmo trepidante con que se sirve la historia, con escenas al ralentí tipo Matrix, a veces resulta adecuado, pero otras tantas llega a ser demasiado apabullante, aturde en exceso. Por suerte Ritchie y su equipo de guionistas saben jugar las bazas de la intriga y del sentido del humor con buen tino. DeCine21.
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