Hace poco, hablábamos entre nosotros y con quiénes quieran participar de estas charlas entre amigos, de la libertad y la televisión haciendo más hincapié en la importancia de la ley. Hoy, quisiéramos detenenos un poco en los matices que aporta la relación con los demás al tema de la libertad y de la televisión.
En principio, la televisión comunica pero es difícil comunicarse con ella. Quizás, una manera de relacionarse con los profesionales de la televisión y con los telespectadores sea a través de asociaciones como la nuestra. O participando en programas, o enviando nuestras opiniones a las cadenas de televisión (como por ejemplo, escribiendo al defensor del telespectador)...Pero, en definitiva, la televisión no es la mejor amiga para conversar.
Sin embargo, sí que podemos ver la televisión junto con otras personas. Y, sí que nos sirve de tema de conversación y nos informa y nos da ideas interesantes. De esta forma, más que un “yo” y la televisión, podemos establecer un “nosotros” y la televisión. Igualmente, cuando vemos retrasmisiones multitudinarias (partidos de fútbol, manifestaciones, conciertos, galas o una celebración religiosa...) también nosotros participamos de alguna manera. Y, es “casi” como si estuviéramos juntos a aquellas personas. Por lo menos, nos sentimos cerca de ellas. También, nos sucede algo parecido cuando los telediarios nos informan de una catástrofe o de una buena noticia; es inevitable, querer estar relacionado con aquellas personas (sirvan como ejemplo la multitud de iniciativas solidarias que han surgido a favor de los haitianos, en gran parte gracias a la televisión).
Ciertamente, la televisión también nos puede servir para salir de nosotros mismos. Todo lo que sea encerrarse durante mucho tiempo conlleva una perdida de libertad. Por otra parte, si la televisión nos aisla de los demás, a lo mejor, es que nos está esclavizando un poco. Me gustaría seguir con otros aspectos que se me ocurren sobre este tema. Pero, prefiero dejarlo ya. Quizás, sea más libre aceptando las limitaciones que impone la vida en familia y me vaya a colaborar en las tareas con los niños. Por lo menos, intentaré liberar a mi mujer sometiendo a algún “pequeño tirano de la casa”, que parece que no termina de apagar la televisión y sentarse a cenar. Pedro Seco Varón. ATEA.
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