En una cultura donde la información y el ocio circulan a una velocidad vertiginosa por internet, el videojuego se ha convertido en uno de los sectores más productivos de los últimos años. A nadie vamos a engañar si desvelamos que, en tan sólo quince días, Call of Duty Black Ops 2 superó la cifra de los mil millones de euros, cifra que sobrepasa incluso las ganancias de Avatar.
Pero ¿qué ofrecen verdaderamente los videojuegos? ¿Son una ventaja o un perjuicio para los niños y adolescentes? Hace tiempo, leyendo un libro, me encontré con una frase que me impactó: “Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciendo”. Lo dijo Aristóteles hace más de 2000 años. Y esta frase ilustra perfectamente la importancia de los videojuegos hoy en día. Como herramienta de ocio que son ofrecen diversión, pero también pueden brindarnos un aprendizaje que se realiza con la práctica. Y ¿qué ventajas se consigue con ello?
En este sentido, estudios más recientes, como el de la Universidad de Alcalá de Henares y la UNED, han concluido que mejoran las aptitudes en niños con necesidades educativas especiales y con déficit de atención. Se refuerza así la posición del Parlamento Europeo que, en 2009, consideraba que el videojuego fomentaba el "el aprendizaje de hechos y habilidades como la reflexión estratégica, la creatividad, la cooperación y el sentido de innovación".
Desde esta nueva óptica educativa, juegos como Súper Mario nos ayudan a mejorar los reflejos. Otros como Age of Empire's, además de hacernos revivir la historia, nos enseñan a manejar nuestra propia cultura. Incluso entregas del estilo de PlayEnglish nos han mostrado cómo aprender idiomas de una forma divertida. Y todo ello sin olvidar los videojuegos dirigidos a un público infantil, con propuestas educativas como Gerónimo Stilton para PSP.
No obstante, esta realidad tiene su reverso cuando esta propuesta de ocio audiovisual pasa de ser una herramienta útil, a convertirse en un problema. Hace escasas semanas, la Universidad de Brock, en Canadá, publicaba un estudio donde se vinculan los videojuegos violentos con las conductas agresivas en los adolescentes.
En esencia, todavía hoy tenemos más preguntas que respuestas, pero la realidad es que como todo ocio actual, que además mueve muchísimos millones, es difícil encontrar un término medio que ayude a sacar el máximo provecho de los videojuegos desde una perspectiva lúdica, pero también educativa. Esa tarea es la que los padres deben asumir, como punto de unión entre lo aprendido y lo que los hijos deben aprender. J.C.A.V Contraste 01/2013.
No hay comentarios :
Publicar un comentario