El mundo de los videojuegos es una realidad en la vida de la mayoría de niños y adolescentes. Las novedades audiovisuales y el entretenimiento virtual se han convertido en el hobby preferido de mucha gente. Y no tiene por qué ser negativo, todo lo contrario. Siempre y cuando respondan a un uso adecuado, los videojuegos pueden ocupar un papel importante como forma de entretenimiento. De hecho, diversos estudios han demostrado algunos de los beneficios que pueden comportar los videojuegos en la educación de los niños, como el desarrollo de la lógica, los reflejos e incluso la participación colectiva. Sin embargo, su rasgo más característico es precisamente el rato de ocio que pueden proporcionar, siempre y cuando se utilicen de un modo adecuado. Ahora bien, ¿qué pasaría si no se adecuara el contenido al consumidor al que va destinado?
Uno de los tópicos actuales más comunes es el consumo indiscriminado y desorbitado de videojuegos. Historias complejas y, en muchas ocasiones, de temática adulta, ante las que los niños se pasan horas y horas jugando y que son vendidas sin control alguno a menores de edad. Pero, ¿hasta qué punto somos todos responsables de esto?
Una de las principales reivindicaciones de los usuarios, a la que deberían responder las empresas de videojuegos, es la especificación del contenido por campos y la edad a la que se recomiendan los mismos.
Seguir leyendo...
1 comentario :
Cuando jugabas a los vaqueros o a policías y ladrones, por lo menos sudabas y, en cierto modo, entendías algo del sufrimiento que debía de ser una situación real de violencia. Con el vídeo-juego puedes arrasar una ciudad, sin molestarte en construir un castillo de arena, para luego terminar con agujetas por haber estado tirándole piedras.
Publicar un comentario