6 de marzo de 2011

LA FAMILIA MONSTER


La serie es mundialmente conocida. Consta de dos temporadas (comenzó a finales de 1964 y acabó en 1966). Está protagonizada por actores de gran valía. Todos recordamos la carrera de Yvonne De Carlo o de Fred Gwynne. 

Los episodios han sido repuestos en numerosas ocasiones a lo largo de décadas, lo que ha provocado que haya seguidores de los Monster de varias generaciones. Hoy, como tantas obras que se rodaron en blanco y negro, lamentablemente no se emite en televisión. No obstante, se encuentra disponible en DVD. 

Los Monster –con su aspecto y con sus costumbres peculiares- viven como una de tantas familias normales de clase media. Ciertamente, se trata de un matrimonio bien avenido. Han creado un hogar que acoge a un hijo (Edith, interpretado por Butch Patrick), al abuelo (Al Lewis) y a una sobrina guapísima, interpretada por Beverly Owen y luego por Pat Priest, para los Monster es la fea y la cuidan como si fuera la más desvalida de la saga. Todo un ejemplo de cohesión social y solidaridad entre generaciones.

El sentido del humor conduce la serie. El abuelo con sus inventos y experimentos intenta ayudar a la familia –y a veces lo consigue- pero no deja de provocar desastres y situaciones divertidas. Desde su sótano, trabaja en pócimas mágicas absurdas que terminan a menudo explotando en el laboratorio. Germán es un padre y un esposo con un gran corazón, educado, ingenuo y sensible. Sus razonamientos son hilarantes pero siempre tienen un fondo de nobleza. La cocina de Lily no tiene desperdicios. En sus platos elaborados con los más exóticos productos quedan pocas sobras. Y, eso que tienen que dejar algo para la mascota de Eddie, una especie de dinosarurio o dragón. Lily reina en la casa (la casa es casi un personaje más: a los niños les encantan los pasadizos, la decoración...). Lily educa a su hijo y cuida de todos. 

La reacción de los personajes secundarios que conocen a la familia Monster es de asombro o de pánico, pero a nadie se le ocurre prohibirles ser como son. Personalmente, me gusta pensar que están integrados en el colegio, en el mercado laboral y su hogar se encuentra en un barrio, que comparten con otros vecinos. Quizás, sea una forma de recordarnos valores como el respeto y la libertad de ser diferentes. En cierto modo, la familia Monster muestra que asumiendo unas normas básicas e irrenunciables es posible convivir en paz, con alegría y sin importar lo distinto que seamos cada uno, cada familia. Nos enseñan que cada uno en su casa debe gozar de libertad dentro de un orden. Efectivamente, a pesar del ambiente peculiar de la casa, los Monster gozan de una vida, en el fondo, ordenada y original. Pedro Seco Varón.

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