Estas líneas pretenden reconocer la labor de los padres (madres y padres, hijas e hijos se entiende) que dicen que no. Efectivamente, para dar cabida a las cosas buenas, no queda más remedio que hacer sitio quitando las cosas malas o poco útiles de nuestra vida.
Como nosotros no nos alejamos demasiado de lo relacionados con la televisión, limitaremos el tema a aspectos relacionados con este medio. Por eso, alabamos el buen gusto de los padres que proponen en casa series alternativas. Queremos felicitar a los padres que osan oponerse a series de culto e imprescindibles; ya sean destinadas a adolescentes o a adultos, ya traten de locos, de vampiros, de estudiantes, de familias, de oficinistas, de policías, de médicos, de abogados o de no se sabe qué habilidad rara que tiene el protagonista. Cualquiera de estas series no llega al 15% de la cuota de pantalla. Hace unas décadas, quedaba uno fuera de juego si no sabía quién era tal o cual detective o si no conocía a Kung Fu, porque solo había una televisión pública. Hoy día, la oferta es tan amplia, que no existe ninguna serie que capte a más de ese 15% del público, perdón por la insistencia.
Igualmente, nos resulta muy grato animar a los padres y a nuestros jóvenes para que programen sus propias películas. En algunas ocasiones, no queda más remedio que decir que no a ciertos autores consagrados –prácticamente, canonizados en vida- por la moda dominante. Cada vez que veo a algunos de los más galardonados de nuestro cine nacional o internacional, no puedo evitar que me venga a la memoria la caricatura de un fantoche caribeño o de un viejo general soviético cargado de medallas y de vanidad; al fin y al cabo, condecoraciones sin valor, otorgadas reiteradamente por sus propios amigos.
¡Enhorabuena familia! Sin duda, al principio, se sentirán solos cuando dicen que no. Pero, lo cierto es que al decir no, se encuentran acompañados por a quién dicen sí. Existen autores de verdad, que reflejan la belleza, la alegría, la complejidad y la dignidad del hombre. Si sacamos de nuestros hogares lo malo, lo banal...cabrán obras de arte. También, del séptimo arte y de su hermana pequeña la televisión.
En nuestros comentarios, solemos hablar solo de lo bueno que produce la industria audiovisual. Quizás, para ello, hoy tocaba decir que no. Si buscamos, encontraremos tantas producciones interesantes, y nos faltará tiempo para contemplarlas todas. Por tanto, para que logremos una buena formación audiovisual, como en tantas cosas de la vida, acostumbrémonos a decir que no a lo poco valioso. Pedro Seco Varón.
2 comentarios :
decir que no a lo mediocre para decir que sí a lo bueno. Es usted un poco optimista: ¿realmente, piensa que verá muchas horas la tv comercial y generalista? Va a pasar mucho tiempo programando DVD, sin duda, se convertirá usted en un cinéfilo.
Bueno, lo intentaré. Gracias por el comentario.
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