La directora Ounie Lecomte, francesa de origen surcoreano, se estrena (bueno, la película llega a España con tres años de retraso, aunque hay que aplaudir a la distribuidora) con una muy bella remembranza de su paso por un orfanato surcoreano. Hay mucha emoción en el relato pero nunca sensiblería. Conmueve pensar lo que le ha debido costar a esta mujer escribir y rodar la película. Las niñas protagonistas te dejan embobado, especialmente la pequeña Jinhee, que en los planos cercanos es demoledora, con su carita fruncida y sus ojos azabache. Hay planos de una belleza estremecedora. Fila Siete. (8/10)
A partir de un guión muy visual, lleno de conmovedores silencios y sustanciales diálogos, Lecomte despliega una detallista puesta en escena, de bellísima fotografía, que capta hasta el último gesto significativo de las sufridas niñas protagonistas, todas ellas con una veracidad apabullante, especialmente Kim Sae-ron. En fin, una pequeña joya, dolorosa en su sobrio realismo, pero formalmente bellísima, e inspiradora en su apertura a la esperanza. Es una lástima que su modesto estreno seguramente la haga pasar desapercibida. J. J. M. (Cope). (8/10)
Co-producida —y también algo co-escrita— por Lee Changdong, el brillante y arriesgado director que se hizo cargo del ministerio de Cultura de su país en una etapa ciertamente benigna para la cinematografía coreana, Una vida nueva se nutre de las experiencias personales de infancia de la Lecomte y, quizá, ahí resida parte de la explicación de la convincente ilusión de verdad, absolutamente limpia de poses e imposturas, que transmite esta valiosa miniatura. Pero no hay que olvidar las otras razones que sustentan los notables logros de la película: un preciso control del estilo... J.C. El País.
Co-producida —y también algo co-escrita— por Lee Changdong, el brillante y arriesgado director que se hizo cargo del ministerio de Cultura de su país en una etapa ciertamente benigna para la cinematografía coreana, Una vida nueva se nutre de las experiencias personales de infancia de la Lecomte y, quizá, ahí resida parte de la explicación de la convincente ilusión de verdad, absolutamente limpia de poses e imposturas, que transmite esta valiosa miniatura. Pero no hay que olvidar las otras razones que sustentan los notables logros de la película: un preciso control del estilo... J.C. El País.
Fuente: CineCine
1 comentario :
Da alegría ver que los surcoreanos además de películas de terror hacen estas cosas.
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