En estas líneas, tan solo pretendemos charlar entre amigos algo de este tema. Cualquiera sabe que el derecho y el orden no niegan la libertad. La ley, en el fondo, es un instrumento para defender nuestra libertad tanto de los abusos de los malintencionados como de nuestras peores inclinaciones. Quizás, sea gráfico recordar ahora, que por eso los servidores del orden -las fuerzas de seguridad- son garantía de libertad; el orden es el medio para que nos desenvolvamos en libertad. Ante todo, incluso la prohibición que recoja una ley, estaría para facilitar que demos, libremente, un “sí” a muchas cosas buenas y nobles.
Pues bien, las cadenas de televisión y sus profesionales –igual que nos pasa a todos- están sujetos a la legislación. No pretendemos enumerar ni siquiera las leyes que más les atañen de forma específica. Si algún socio o amigo cuenta con preparación para ello, lo animamos desde estas líneas a que lo haga, a nosotros nos parecería interesante. En este momento, sólo diremos que las emisoras de televisión cuando cumplen con las leyes nos hacen un gran bien. Por ejemplo, las leyes que protegen a los menores; contribuyen a que éstos y sus padres puedan disfrutar de la televisión en libertad. Asimismo, el respeto al honor o la intimidad de las personas, también nos permiten ver como se deja vivir libremente a los demás, y a nosotros, como telespectadores, no se nos violenta con la divulgación –sin razones para ello- de aspectos y detalles de la vida privada, de una persona. La ley nos protege a todos; especialmente, a los que menos pueden defenderse: a los más débiles, por ser menores de edad o por ser minorías. Y, a las mayorías, las protege de convertirse en opresoras.
La libertad es mucho más de lo que cabe en unas leyes. Si queréis otro día, podemos hablar de la libertad y la televisión relacionándolas con el servicio público que prestan las televisiones. Por otro lado, un medio de comunicación puede servir para que la gente se acerque a otras personas y conozca o pueda asistir, en cierta manera, a reuniones o conversaciones interesantes. Quizás, también, sea una forma de acudir a acontecimientos donde físicamente nos gustaría estar y no podemos. Estas relaciones –aunque en la lejanía- con otros seres humanos nos hacen un poco más libres. Aunque tampoco podemos dejar de tratar sobre el bien que hace la televisión a la libertad, cuando presta servicio a la verdad; tanto en los programas informativos como en los culturales o en la divulgación de valores que nos ayudan a andar libremente por los caminos de la vida. Pedro Seco Varón. ATEA.
No hay comentarios :
Publicar un comentario