En 1937, la ciudad de Nanking es el principal frente de la Guerra entre China y Japón. John Miller llega a una iglesia católica para preparar el entierro de un sacerdote. A su llegada, el joven norteamericano, que trata de aprovecharse de las necesidades de la guerra, se ve convertido en el único adulto entre un grupo de alumnas que viven escondidas en el convento. Poco después, buscarán refugio en la misma iglesia varias prostitutas de un burdel cercano. Cuando John se encuentra en la posición indeseada de protector de los dos grupos ante los horrores del ejército invasor japonés, descubre el significado del sacrificio y el honor. Película conmovedora que sobrecoge al espectador. Increíble, dura, bella y sobretodo, inolvidable. Cinemanet
Junto con la taquillera Hero, Las flores de la guerra es la superproducción más ambiciosa e internacional de Zhang Yimou. La primera fue nominada al Oscar a la mejor película extranjera en 2003, la segunda quedó finalista al Globo de Oro de esa misma candidatura en 2012. Para lograr esta repercusión, el director ha contado con un diseño de producción imponente (el presupuesto casi ha llegado a los 100 millones de dólares) y un actor carismático: Christian Bale (que curiosamente empezó a hacer cine en una gran película de argumento bélico en terreno nipón: El imperio del sol, la obra maestra de Spielberg). La película (basada en los hechos reales contados en la novela de Yan Geling), intenta rescatar los restos de belleza y de bondad que florecen en medio de la guerra. Fila Siete. (3/5)
De un modo sorprendente, y mediante miles de sutilezas visuales y de regates de guión, la película se convierte en un tratado sobre la dignidad y sobre la alternancia de papeles que te impone la vida en circunstancias extremas. Hay tanta intensidad y momentos tan pasionales y emotivos que las dos horas y media que dura hacen literalmente "puf" y se disuelven. El trabajo de Christian Bale, inmenso, está lleno de dificultad por la sutileza y la mudanza que expresa su personaje, un aventurero, un oportunista, que le encuentra ese punto de contradicción a la frase de que el hábito no hace al monje. Como si hubiera encontrado aquí el reverso de Batman. ABC. (3/5)
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