Parece innecesario recordar que nos gusta la televisión. En efecto, somos tan aficionados a ella, que nos hemos unido en una asociación de telespectadores. Sin embargo hoy, vamos a comentar en voz baja, entre nosotros, que a menudo la programación resulta algo repetitiva. Quizás en parte, esto se deba a que casi todas las cadenas o casi todos los programas nos parecen muy similares en sus valores –o en la falta de ellos-. Hasta cierto punto, es algo explicable. Seguramente, unos dirán que los índices de audiencia, la tiranía de la moda,...se imponen de forma decisiva en los creadores y en los ejecutivos de las cadenas. Sin duda, puede parecer arriesgado salirse de la norma convencional.
Sin embargo, necesitamos una televisión en la que trabajen personas con corazones inquietos y abiertos. En esta época de crisis económica, de gran competencia, de apertura a nuevas maneras de comunicarse e igual que siempre ha ocurrido en otras épocas, no basta ser y pensar, en cierto modo, como todos los demás.
Hay personas que esperan de la televisión mucho más, que no se conforman con lo que todos hacen o piensan. Desconozco qué porcentaje de la audiencia o del total de telespectadores pueden ser. Pero, hay gente que no quiere ser masa, que quiere ser persona. Y toda persona aspira a seguir proyectos que van más allá. En la televisión, caben ideas originales, que respondan a la verdad, a la belleza y a muchas cosas sublimes que han sido descubiertas al hombre.
Si nosotros supiéramos cómo hacerlo, podríamos estudiar periodismo –la mayoría de nosotros no somos periodistas- y montar una televisión, en lugar de una asociación de telespectadores. Pero nuestro papel es el de aficionados a un invento muy bueno: la televisión. Simplemente, queremos animar a los empresarios y a los profesionales de la comunicación que han emprendido la aventura de ser y pensar, en cierto modo, no como todos los demás.
Hoy día, ninguna empresa sueña con acaparar grandes porcentajes de la cuota de mercado. Los gestores y los periodistas que han arriesgado por desmarcarse del dictado de lo establecido se verán recompensados con su parte del pastel. Contra toda esperanza, los proyectos buenos y de calidad que busquen la verdad, ahora más que nunca, tendrán su oportunidad de ser también éxitos empresariales. Amigo aficionado, qué buenos programas, películas, documentales... se ven hoy, no solo en las cadenas de siempre, sino en otras nuevas gracias al TDT, a internet, al CD o al cable. Pedro Seco Varón (miembro de la junta directiva de ATEA).
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