El pasado 5 de febrero, tuvo lugar en el sevillano Hotel Bécquer, la asamblea anual de Icmedia. Como todos sabemos, Icmedia es la federación de varias asociaciones de espectadores y usuarios de medios de comunicación. Las asociaciones están repartidas por todas las regiones de España. Precisamente, dimos la bienvenida a la última asociación que se ha incorporado de Santander. Cuya provincia no contaba con ninguna representación.
Icmedia también participa en proyectos internacionales. Forma parte de Euralva, que engloba a asociaciones de toda Europa. Desde Bruselas, plantea las inquietudes e las ideas de los telespectadores europeos ante la U.E.
Tuvimos una jornada llena de contenidos. Paso de puntillas sobre muchos aspectos, que por otra parte, se pueden consultar en las actas. Por unanimidad, se aprobaron las cuentas, el informe de gestión del Presidente, algunos cambios estatutarios para acoplarnos mejor a ciertos requisitos legales, el cambio en la Junta directiva... Por una salva de aplausos, se aprobaron los objetivos, la memoria, los nuevos proyectos...
Sin duda, resulta importante el contenido de lo tratado. Pero, lo mejor de estas reuniones, siempre, es encontrarte con otros aficionados y poder charlar un rato agradablemente, compartiendo nuestras ilusiones.
Seguidamente, Alfonso Méndiz Noguero, Profesor titular de Comunicación Audiovisual y Publicidad, en la Universidad de Málaga, nos deleitó con una conferencia titulada: “La influencia del cine y las teleseries en los jóvenes y adolescentes”. El profesor Méndiz unió el rigor con la amenidad. Bajo mi punto de vista, nos ofreció una atractiva síntesis de cómo el cine y las series han marcado modas y tendencias a lo largo de su centenaria existencia. La tesis principal podría resumirse en que el cine puede inspirar la vida. Evidentemente, de forma positiva si se tiene buena voluntad y una preparación adecuada. Y, en defecto de alguna de estas cosas, podría constituir una influencia menos valiosa.
¿Cómo inspira el cine nuestras vidas? De distintas formas. “Una imagen arrastra más que mil palabras”. El cine tiene un gran poder de sugestión. Supone una experiencia viva y fuerte, como si la viviéramos junto a los protagonistas del celuloide. Este fenómeno es más acusado en un adolescente, que siente lo que sucede como una experiencia que ha “vivido”, cuando realmente no ha vivido más que un rato sentado en un sillón.
Hasta cierto punto, hay una transferencia de personalidad. Es lo que llamamos identificación del espectador, que piensa a través de qué ojos va a seguir la historia. Asume los ideales del héroe, con el que teje una empatía que le hará sentir como él. Algunas jóvenes llegan a enamorarse, por ejemplo, del protagonista mediante lo que se conoce como una experiencia vicaria.
El poder del cine apoyado sobre múltiples sensaciones crea esta fuerza de sugestión. Imagen, sonido, música, movimiento, interpretación, efectos, montaje...se alían para lograr esta sensación de realidad.
El cine ha influido en el modelo de familia, en la forma de vestir, en la imagen de ciertos personajes o épocas de la historia, en la opinión que tenemos sobre ciertas profesiones... Alfonso Méndiz nos ilustró su exposición con muchos ejemplos. Pero, no hay más espacio para recordarlos en este momento. Recomendamos su blog: http://alfonsomendiz.blogspot.com/ (Publicidad y cine con valores) o sus libros: Jesucristo en el cine, Cómo se hicieron las grandes películas, Un amor siempre joven.... Desde estas líneas, muchas gracias por venir a Sevilla. Fue una conferencia muy agradable y enriquecedora. Muchas gracias también a todos los socios de Icmedia que desde todos los puntos de España viajasteis a Sevilla.
Pedro Seco Varón
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