Las redes sociales se han convertido en una extensión de la vida social de los jóvenes. Son centros de comunicación que ofrecen distintas formas de comunicarse entre sí, enviar mensajes instantáneos y escribir en los "muros" para compartir comentarios con los amigos. Todo lo que se publica en la red queda almacenado y es muy difícil -en ocasiones imposible- hacer que desaparezca. Una vez hemos subido algo a internet, perdemos automáticamente el control sobre esa información. No sabemos a quién llega y lo que puede hacer con ella. Por tanto, es imprescindible cuidar lo que decimos o la imagen que damos de nosotros mismos y de otras personas. El reto es no dejarse llevar por el impulso de "querer ser", "querer opinar", "querer estar" y ser dueños, en cada momento, de lo que decimos, hacemos, somos u opinamos.
Fuente: Laura Llauradó (Revista Contraste)
1 comentario :
El "muro" y el "perfil" me han recordado a las inscripciones egipcias. En el fondo, estamos escribiendo en las paredes desde antes de Altamira, queremos contar cosas, expresar o buscar más allá. Lo que sucede ahora es que a uno lo ven en la red desde cualquier sitio, mientras que los antiguos si escribían sus anhelos en una cueva, lo mismo no salían a la luz en miles de años.
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