19 de septiembre de 2012

Érase una vez, de Edward Kitsis y Adam Horowitz

Las relaciones entre el mundo real y el de la fantasía siempre han dado mucho juego en el cine y la televisión. Desde que Geor­ge Méliès rodase en 1900 la primera versión de Cenicienta, las adaptaciones de cuen­tos que juegan con la presencia de lo má­gico en la vida corriente han sido muy nu­merosas. Sin embargo, sólo algunas pocas han logrado transmitir el hechizo del cuen­to original. No se puede decir por tanto que es una tarea fácil ya que grandes direc­tores como Steven Spielberg y Tim Bur­ton (especialmente acertados al tratar el género fantástico) han defraudado en sus gélidas versiones de dos obras maestras de la fantasía como Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas.

Once upon a time es un ejemplo de cómo la televisión se acerca cada vez más al cine, y cómo se puede modernizar un cuento sin per­der su original grandeza. Ya lo hemos vis­to en la últimas tres versiones de Blan­ca­nieves, cada una de ellas muy diferente pe­ro todas ellas respetuosas de la versión ori­ginal. Si en los años 80 Shelley Duvall pu­so de moda la teatralización de los cuentos de hadas (Faerie Tale Theatre), el siglo XXI ha intentado rejuvenecer este género con la serie Grimm (una mezcla del thriller con la fantasía bastante poco sugerente) y, sobre todo, con Once upon a time. Seguir leyendo...

Fuente: filasiete.com

1 comentario :

Anónimo dijo...

Como dice el artículo, el "hechizo del cuento original", según tengo entendido, se remonta a miles de años antes de la era crisitiana. Con sus adaptaciones y su enriquecimiento durante siglos, estos cuentos bien pudieron contarlos en el neolítico (o quizás, sea otro "cuento" más y no sea cierto, pero las enseñanzas seguramente hubieran servido en esa época y continuarán siendo útiles en el futuro).

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